15 de diciembre de 2017

Un día triste, otra vez, en mi país la Argentina.

Un día triste, otra vez, en mi país la Argentina. Jamás perderé la esperanza, pero esto de tener 35 años y ver que todo lo peor que tenemos se vuelve a repetir, una y otra vez, me harta bastante.
Miraba la televisión con tristeza y decía: ¡otra vez! ¡no crecemos más! No hay cambio posible si no maduramos alguna vez como sociedad, si repetimos los mismos errores o si no aprendemos de ellos. 
No hay Dios que nos ayude si los hermanos se pelean. Estos días deberíamos estar en silencio, en paz, respetando la memoria, el duelo por los 44 hermanos que yacen en el mar. Y acá estamos, a las piñas, porque los elegidos por el voto popular no pueden discutir civilizadamente una ley.
Triste y vergonzoso. Ver como los que nos representan se ponen violentos, cuando deben darnos el ejemplo. Triste y vergonzoso cuando demuestran que el diálogo es una palabra que repiten mucho pero que no llevan a cabo. Triste comprobar que, otra vez, hay que ajustar y que eligen que sean los jubilados quienes lo paguen. (Estamos fundidos señores, necesitamos plata… bueno, ¡sacá acá, a estos que son jubilados, total…!)
“Esto ya lo viví” y pensé que esta frase, la iba a decir en la vejez. Pero no. Otra jornada vergonzosa más.
No pienso cambiar nada con estas palabras, pero siempre escribir lo que pienso me ayuda a sentirme mejor. La única certeza que tengo, con cada acontecimiento escandaloso que nos sucede es: YO AMO A LA ARGENTINA. SI, LA AMO. A PESAR DE TODOS SUS DEFECTOS. Y MUY A PESAR DE SUS GOBERNANTES Y POLÍTICOS, QUIENES ELEGIDOS POR LA MAYORÍA DEL PUEBLO, SIEMPRE DEJAN MUCHO QUE DESEAR Y POCO PARA AGRADECER Y CELEBRAR.

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