9 de julio de 2015

ARGENTINA Y EL FÚTBOL: hacia una revalorización del esfuerzo y del segundo puesto.

 Por supuesto que se siente bronca y todo tipo de sentimientos, cuando estás ahí nomás de la gloria, de ser campeón y que al final no suceda lo soñado. Ni que hablar de que nos pase dos veces en un año. Pero la única verdad es la realidad; lo que pasó y lo que pasa. Entonces me puse a revisar los datos, porque siento que estamos mejor que antes, pero quería confirmarlo.
 Todo lleva un proceso y, si bien el deporte tiene esa magia hermosa que dan las sorpresas, los que tienen alma de campeón la luchan durante muchos años previos. 
 En el mundial de Alemania 2006 salimos sextos, en Sudáfrica 2010 salimos quintos y en 2014 logramos ser Subcampeones del mundo. 
En la Copa América 2007 logramos ser segundos, en 2011 séptimos (cabe aclarar que en esta jugamos de local, acá en Argentina y nos quedamos afuera bien rapidito) y en 2015, ayer, salimos segundos. 
 Este proceso y camino de la selección, de acuerdo a los resultados obtenidos, nos muestra que vamos y estamos mejor y que hoy somos segundos en el mundo y también en toda América. ¿No es eso motivo para celebrar y estar orgullosos?Tendríamos que darnos cuenta, más allá de la ilusión, la pasión y el corazón que le ponemos al fútbol, que las cosas se logran en el tiempo, con constancia, con esfuerzo, con sacrificio y que los resultados que llegan son acordes a un proceso. 
 Tenemos que empezar a ser menos injustos y exitistas con los resultados. En el deporte y en la vida. Tenemos, desde nuestro lugar, el deber de cambiar algo tan arraigado culturalmente: el menosprecio al segundo puesto. “Que nadie se acuerda”, “que es lo mismo que nada”, etc. ¿Quién nos hizo creer eso? 
 La bronca está, sí. Las ganas que tenemos de ser campeones nos la tenemos que guardar para la próxima. Sentimos decepción y bronca porque queríamos la copa. Pero no podemos quedarnos sólo en esto. Tenemos que ver más allá. El proceso, el camino.
 El segundo puesto se logra con mucho esfuerzo. Una final perdida no puede borrar el justo reconocimiento a un arduo camino recorrido. 
Si nos olvidamos los segundos puestos, borramos con el codo todo lo que han escrito con la sangre.
La gloria se alcanza después de un gran camino y la historia se escribe así, paso a paso.