23 de mayo de 2015

Candidatos en campaña 2015: todos quieren parecer cercanos

 Considero, desde mi humilde visión, que, o hay poca creatividad en las campañas políticas o les vendieron el mismo formato a todos. Ahora, de repente, todos están cerca de la gente, todos nos quieren escuchar y por ejemplo, todos quieren "tomar unos mates" con nosotros. Me causa bastante gracia. 
 Cuando algo no es genuino, no se lo cree nadie. Por fortuna, ya nos nos venden cualquier buzón porque, creo, hemos crecido bastante en los últimos años.
 Serán vanos los intentos de querer copiar al Pepe Mujica o al Papa Francisco, por ejemplo. No hay marketing ni publicidad que nos haga comprar lo que no existe.  ¿O sí? Ya hemos padecido las consecuencias de candidatos o realidades infladas, y nos fue bastante mal.  Lo genuino es genuino y no hay vueltas. La sencillez y la humildad no se compran,  ni se arreglan con Photoshop. Todo se siente y se ve.
 De los políticos, espero que trabajen mucho más para poder comunicar sus propuestas, porque de tanto pensar los candidatos, y las idas y vueltas, me marean y no llego a entender claramente qué me proponen.

 Yo, por mi parte, prometo hacerme tiempo para leerlas o escucharlas con atención. También les pido que caminen durante los cuatro años, así se evitan esta maratón de año electoral que satura y que termina atocigando al pueblo. 
Porque los mates y el ejercicio de escucharnos, lo queremos hacer todos los días.

12 de mayo de 2015

EL PODER DE LOS SUEÑOS, DIEZ AÑOS DESPUÉS

 Un 7 de mayo de 2005 presentaba mi libro "Cuentos jóvenes para jóvenes" en el Aula Magna de mi querida Escuela Normal Rafael Obligado. No fue un día más en mi vida y por eso quiero recordarlo siempre. Estaba lleno de nervios, de ansiedad. Todo parecía un sueño loco. ¿Yo escritor? ¿Qué es eso? ¿Qué hago acá? La frase que más repetía en ese momento era “no entiendo nada”.  
 Al levantar la vista, desde la mesa en la que me encontraba, pude ver a mucha gente linda junta. Uno a uno iban llegando y tomando asiento. La familia, los amigos de ese momento. Los esperados y los inesperados. Las sorpresas. Los excompañeros y amigos de la escuela secundaria, promoción 2000. La gente de la Parroquia de Pompeya. Y tantos otros. La presencia de todos fue muy valiosa, sobre todo en aquellos tiempos sin Facebook, donde el boca en boca, hizo lo suyo. 
Para mi sorpresa también había rostros desconocidos, gente nueva que se iba sumando, porque querían saber de qué se trataba eso que había escrito.
Tenía 22 años, la edad del loco. Muchísimas ilusiones y muchísima incertidumbre y muchísimo miedo por el futuro. Pero también muchísimas ganas y alegría de vivir.
No quiero que este texto sea sólo para recordar y llenarme de nostalgia. Como recordar es volver a pasar por el corazón, hoy quiero recordar para agradecer y para reafirmar mi presente. Todo esto que viví sigue alimentándome hasta hoy: es mi combustible y me sigue dando fuerzas para seguir andando.  
 Acá estamos, diez años después. El sueño continúa. Cierro los ojos y pienso:¡cuánta gente y lugares conocí gracias a mis libritos! Diez años después, con las mismas ganas renovadas, aunque a veces amagaron con apagarse. Diez años después, rodeado de tantas personas lindas, llenas de luz. Gente, personas, fueguitos (diría Eduardo Galeano). Las de siempre y toda la vida, las que van y vienen y las nuevas que llegan para quedarse o tal vez no, pero acá están, a mi lado, hoy, alumbrando.
Pienso en todas las personas que, por cosas de la vida, ya no están tan cerca: les aseguro que no las olvido jamás y las llevo guardadas en el corazón, porque aprendí muchísimo junto a ustedes.  
 Y también están las ausencias, los que ya no están y duele y mucho, pero hoy siguen iluminando mi vida con todo lo que me dejaron y enseñaron. Trato de mantenerlas vivas, todos los días, en cada minuto que vivo.  
 Entre las ausencias de hoy, que estuvieron aquel día y que hoy son presencia fuerte y eterna están: Duilio Cámpora, el rector de la Escuela Normal. Me abrió generosamente las puertas del colegio que me vio crecer, un día sábado, para poder presentar mi sueño cumplido en forma de librito. Juan Carlos Pisano, mi guía y ejemplo a seguir,el camino y el puente hacia mi sueño cumplido. Llegó aquel día desde Buenos Aires para ayudarme a enfrentar todo lo que vendría, porque ese día no entendía qué pasaba realmente y qué hacía ahí presentando yo un libro. Y también estaba mi tía, “la tía Gina”, que significó mucho en mi vida, siendo una mezcla de abuela, de tía y de madre, todo junto. ¡Una tana inolvidable!  
 Mi sueño se hizo realidad aquel 7 de mayo y eso estuvo buenísimo. Me sentí en una montaña rusa de sensaciones. Una energía inmensa me inquietaba el cuerpo y el alma; una alegría me desbordaba y a la vez unas ganas locas me pedían que saliera  corriendo. Porque, debo confesar que es muy lindo cumplir un sueño, pero no es tan fácil. Cuando se cumplen, de repente, tienen un poder incontrolable que da miedo.
 Este 7 de mayo de 2015 me encuentra escribiendo esto y darme cuenta de que sigo escribiendo me llena de alegría, de emoción y de orgullo. Todas las piedras del camino logré superarlas pero sin olvidarlas jamás, porque las piedras y las heridas también enseñan algo. Todo lo malo vivido no logró opacar la hermosura de vivir.
 No ha sido ni es fácil: remar y seguir remando. Pero hoy renuevo mi compromiso con las ganas de soñar y de alimentar mi sueño, aunque cueste cada vez más y mucho.
Mientras escribo esto, en esta madrugada, mis dos libros de cuentos renovados, me miran desde el escritorio. Y no sé qué magia especial tienen, pero todavía siguen llegando a la gente.  
¡Cuántas manos me fueron dando todos! ¡Qué lindo poder decirlo! Esas manos que ayudan, que sostienen, que empujan y que levantan en las caídas. También las manos que alientan y aplauden a seguir por el camino loco de los sueños
¡Gracias infinitas a todos!, porque desde el más pequeño gesto al más grande, fue muy valioso para mí.
Gracias a Dios, sobre todas las cosas. Sin Él esto no habría pasado ni seguiría pasando.
 Aquel sábado a la tarde sonó, en el Aula Magna, una canción de Diego Torres que es mi himno de vida: "Deja que tus sueños sean olas que se van, libres como el viento, en mitad del mar. Creo que la vida es un tesoro sin igual, de los buenos tiempos, siempre quiero más".
Aquel sábado lo cerré leyendo uno de mis cuentos,“Pintores de la vida”, y hoy quiero que así sea, con un fragmento final:  “De pronto sonó el reloj de péndulo, que estaba a sus espaldas, devolviéndolo a la realidad. Había estado más de media hora meditando, de pie frente al lienzo, sin dar siquiera una pincelada. Y volviendo a su obra, al pincel y a la paleta,comenzó a pintar con los colores que más lo hacían feliz."