30 de enero de 2011

ESPACIOS PARA EL ENCUENTRO.

Quisiera expresar a través de este medio, algunas ideas y sentimientos. Compartirlos para que los movilice a algo, tal vez acordarán o no, pero lo importante es pensar y pensarnos.
Estamos perdiendo muchos espacios que hacían a nuestra identidad como ciudad y nos permitían la posibilidad de encontrarnos. Tengo la esperanza de que todo sea parte de un cambio, una renovación y espero nuevos espacios, que están por venir a enriquecer la ciudad de San Nicolás.
Si miro hacia atrás veo muchas pérdidas importantes; deberíamos haberlas luchado más y no dejar que se apaguen tan fácilmente. Pienso, en la Feria del Libro en la Escuela Normal con todo su esplendor, integrando a la comunidad toda. Pienso, en el ciclo cultural de verano... cuando era chico, no tenía oportunidad de veranear en otra ciudad, y asistía feliz con mi familia y me ha dejado los mejores recuerdos de una Plaza Mitre llena de gente y de alegría.
La identidad en definitiva es eso, lo que cada uno recuerda y lo que vive en el presente.
No debo ser tan pesimista... están las maratones, el intento de la Fiesta del Patí, lo que sucede en la Plaza Sarmiento, la fiesta de las colectividades... pero creo que hace falta más, más espacios para integrarnos, más ganas de hacer. Estamos fragmentados y cada vez más. También hace falta más participación, menos apatía.
La parte religiosa es muy importante, convoca y define desde hace año una parte de la identidad nicoleña, pero no representa a todos... ¿somos una ciudad con río o no? Parece que lo hemos olvidado. ¿Dónde están aquellos que deberían crear espacios para que vivamos lindos momentos en comunidad? El encuentro hace al intercambio, y el intercambio nos hace mejores personas, nos hace crecer. Pero veo muchos vacíos y esos vacíos duelen porque se pagan caro.
“No hay nada en San Nicolás” escucho, y trato de negarlo, de ser positivo... digo que falta informarnos más, interesarnos más. Los medios informan, pero la gente no participa.
Quedaría pensar y plantearnos realmente, si amamos a San Nicolás o es meramente una ciudad de paso o por la cual pasamos sin pena ni gloria mirando hacia afuera.
También podríamos replantearnos esa idea que flota constantemente en el aire, de que todo lo mejor, está afuera. Y me pregunto.....Yo... ¿amo a San Nicolás?

Publicada en el Diario "El Norte". San Nicolás. Domingo 30 de enero. Sección Correo de Lectores.

8 de enero de 2011

COMIENZO DEL AÑO (sensaciones)

El reloj a mi derecha, marca las dos de la madrugada. El calendario me avisa que es 8 de enero. Han pasado las fiestas y la primer semana de este nuevo año que se llama dosmilonce. A esta misma hora, hace una semana, celebrábamos la llegada del nuevo año. Está bueno eso de que todos, todos, estemos al mismo tiempo, celebrando lo mismo, abrazándonos con nuestros seres queridos, y deseando por ahí, feliz año, feliz año. Y qué bueno que la palabra “feliz” sea la más repetida, aunque sea por unos días. Cada uno a su manera, con mayor felicidad o menos, con mayor esperanza o menos, espera el año nuevo. Porque lo nuevo representa una nueva oportunidad, un volver a empezar, un poder renacer, o un tiempo para poder continuar aquello que empezamos con mucha fe.

Ya tenemos la razón más importante para festejar: el año nuevo llegó y estamos vivos. Y de esta manera seguimos escribiendo la historia. Al tiempo lo medimos en años, es de alguna forma, un intento de atraparlo. Al pensar ahora mismo en 2010, para cada uno habrá imágenes diversas proyectadas en la mente, 2010, 2010...cosas inolvidables por hermosas o por terribles, pero que en definitiva nos marcan para siempre.

Los días después de las fiestas son tranquilos. Se nota que nos hemos desacelerado, por suerte y para la buena salud de todos. Transcurren a paso lento, como los camellos que traen a los Reyes Magos de Oriente. Vamos reacomodándonos poco a poco, luego de este lindo paréntesis que tiene final feliz, pero que a algunos los agobia, e increíblemente las felices fiestas los estresan.

La ciudad está calma. Llegaron las vacaciones para muchos y cada uno elige un destino. Me gusta la ciudad así desnuda, calma, con poca gente. Y como todo es compensación en esta vida, para que reine esta calma, otras ciudades estarán repletas de gente, visitadas o invadidas por turistas.

Reina la calma ...¿o será que uno al estar calmo, ve todo más en cámara lenta?. La costanera bordeada por el río, recibe a todos los que quieren hacer una caminata, a los que andan en bici, o a los más entrenados, que andan corriendo por las calles. Otros están pescando a la orilla. Y hay gente sentada a la mesa de los bares.

Es enero. Desarmamos el arbolito. Vamos quitando los adornos, pero lo mejor, lo vivido, lo compartido, los buenos momentos, quedan en el alma para siempre. Mientras guardaba uno a uno, los adornos dorados del árbol de Navidad, pensaba en que cada uno, bien podía representar un buen fruto del año que pasó. Y pensando en eso, fui guardando uno a uno esos logros, esos momentos felices, esos buenos frutos del año que pasó y que viví. Trataré de pensarlo este año, cuando arme nuevamente el árbol, para que cada esferita dorada represente un buen momento o o gente linda que conocí y que hace muy bien.

También trataré de tener bien presente a cada persona que me deseó feliz año, a cada mensaje que dijo “lo mejor para vos”; que ese sea el combustible necesario para todo el año que tengo para vivir. Que se extienda por favor, que se extienda este espíritu de las fiestas. Que cuando sea Marzo y todo esto parezca lejano, tratemos de tenerlo presente. ¡Los buenos deseos son para todo el año!
Las Fiestas pasaron. Es enero y es verano. Mientras escribo el ventilador gira sobre mi cabeza. 2011. Dosmilonce. Seguimos escribiendo la historia.