13 de mayo de 2010

25 DE MAYO DE 2010

La historia, cuando éramos chicos, nos la explicaban de manera simple y breve: el 25 de mayo de 1810, los nombres del primer gobierno patrio, los dibujos del cabildo, las damas “antiguas” y un pueblo esperando, porque “el pueblo quiere saber”. Escarapelas, Pañuelos. Empanadas y mazamorra.¡Viva La Patria!.
De chico lo veía así, una postal lejana e histórica, un día importante para conmemorar en la escuela, con actuaciones, con bailes típicos y colgando guirnaldas celestes y blancas. A la hora de la lección repetíamos casi de memoria los integrantes del primer gobierno patrio y al resumir todos los hechos sucedidos los contábamos como un simple cuento. En la carpeta pegábamos imágenes de los próceres, que en realidad eran hombres de carne y hueso, pero el nombre “próceres” los hacía inalcanzables, fuera de lo humano, casi casi, extraterrestres.
Nos costó mucho. Fue un proceso largo y arduo de esfuerzos y luchas. No fue nada fácil fundar nuestra patria, ponernos de acuerdo, tirar todos para el mismo lado y lograr terminar con nuestra dependencia de España. Costó tener nuestro territorio, fijar los límites, tener provincias, tener una bandera, llamarnos finalmente República Argentina.
Todas estas conquistas que hoy nos parecen naturales, son fruto de un largo camino recorrido, y es eso lo que no deberíamos olvidar a la hora de sentirnos argentinos y a la hora de interesarnos por nuestra historia.
Muchísimas personas dieron su vida y derramaron su sangre por este suelo argentino. Lucharon para que hoy pueda flamear en lo alto de los mástiles, nuestra bandera celeste y blanca..
Hoy nos resulta remota la posibilidad de que exista alguien capaz de dar la vida por la Patria. Hoy, lamentablemente, el Pueblo no quiere saber más nada. Y es mi deseo que valores como honestidad, compromiso por el bien común, esfuerzo, bondad, solidaridad, se amiguen con la palabra política.
Aquí estamos, doscientos años después de aquella fecha. La actualidad nos encuentra siendo un país rico, con todos los recursos naturales y humanos necesarios para ser una gran nación. A pesar de todo lo que le hemos hecho a nuestro país, de lo poco que lo hemos amado, de lo mucho que lo hemos ignorado y maltratado, Argentina sigue de pie. A pesar de estar desunidos y llevar cada uno una bandera propia, Argentina sigue de pie. No hay crisis que haya podido con nosotros, porque al contrario, nos hicimos más fuertes. El tema es si en estos doscientos años hemos aprendido algo de todas nuestra caídas, para no volver a repetirlas.
Falta poco para el mundial, tiempo en el que, gracias a nuestra pasión futbolera, sacamos a relucir nuestro patriotismo efímero, que dura lo mismo que nuestra participación en el la copa de fútbol.
Aquellas personas que hoy nombramos como próceres, llevaban la celeste y blanca tatuada en el corazón y defendían cada día, la bandera de sus ideales.
Para el próximo mundial, decimos que no tenemos equipo, pero que a la vez, contamos con los mejores jugadores del mundo. Una gran casualidad. A nivel país nos sucede lo mismo: teniéndolo todo, no funcionamos como un gran equipo que busca un fin común.
Tal vez nos hace falta eso, trabajar en equipo aceptando las diferencias, dejarnos de pelear, y discutir seriamente que país queremos, y trabajar duro desde el presente. Porque cosecharemos mañana, lo que hagamos en el hoy. Podríamos empezar por lo básico: que cada uno ponga lo mejor de sí, cumpliendo lo mejor que pueda la parte que le toca.
Es posible soñar, con un sol del 25 que desde la bandera, sonría orgulloso de todos nosotros, los argentinos y habitantes del suelo argentino.
Sé que somos muchos y que somos diferentes, y que el territorio es extenso, pero llegará el día en que comprendamos en que la bandera está allí flameando por y para todos. En ese momento, dejaremos de ser sólo provincias colgadas de un nombre de país, para ser realmente ciudadanos unidos con el solo objetivo de tener cada día, un país mejor. ¡Argentina, te quiero!



Mi Columna Enfoque Joven. Periódico "Diálogo" Mayo 2010.