31 de julio de 2012

El camino de los sueños, el camino del esfuerzo

(compartiendo una experiencia propia)

Gracias a dos libros de cuentos que me publicaron en 2005 y en 2007, pude llegar a colegios de distintas ciudades y charlar con los alumnos. Estas oportunidades inesperadas se dan gracias a la magia, que se puede producir cuando alguien expresa algo a través del arte, con el corazón.

En mi caso, fueron unos cuentos cortos, en los cuales se relatan distintas situaciones, que motivan a pensar en positivo o a reflexionar. Nunca antes había plasmado en el papel lo que sucede en las aulas, durante los encuentros y creo que llegó el momento. A través de este espacio que tengo en Diálogo, puedo multiplicar lo que me ha sucedido, compartiéndolo con todos.

–¿De qué se trata la charla que das?– me preguntan los docentes o directivos de las escuelas o colegios cuando me contactan por primera vez. El contacto se da porque escucharon comentarios sobre alguna visita mía a otro colegio o porque se da la hermosa situación de que utilizaron los cuentos para trabajarlos en el aula. Al principio, tengo que reconocer que me ponía muy nervioso (Juan Carlos Pisano, padeció mi lista interminable de preguntas y pedido de consejos, ante cada presentación). No esperaba que unos cuentos míos, podrían llegar a las escuelas. Pero acepté el desafío, porque había una fuerza dentro mío que me indicaba  lo que tenía que hacer, aunque sentía que no estaba preparado. Porque por algo Dios, nos pone ante ciertas pruebas en nuestra vida. Si nos llega es porque podemos afrontarlo, me dijeron alguna vez.



Cuando salió mi primer libro, tenía nada más que 22 años, y hacía poco que había finalizado la secundaria. A la sorpresa por la invitación a las aulas, se sumaba el volver a los colegios como escritor (otra cosa que me costaba decir, porque según repetí una y otra vez «yo escribí unos cuentos pero escritor, no sé».

La última vez que visité un colegio, hace unos meses, fue ante jóvenes adolescentes que estaban finalizando la secundaria. Mis cuentos me han sorprendido: me han llevado a charlar con chicos y chicas de cuarto grado, de sexto, de jardín de infantes y hasta con jóvenes del secundario. Son esas cosas inexplicables que suceden y no dejan de sorprenderme.

Lo primero que le aclaro a los docentes es que quiero que sea un encuentro y no una conferencia. Que mi testimonio, les sirva a la jóvenes para algo, para movilizar en ellos algo, para despertarlos un poco, para que descubran los dones que llevan dentro. Para que sea una pequeña chispa que enciende los sueños. Ni siquiera me animo a decir que es un encuentro entre autor y lector: me gusta decir que es un encuentro entre el que escribió algo y entre quiénes lo han leído.

Lo primero que quiero que ellos sepan es que mis libros son sueños cumplidos. Por eso hablo mucho más de lo que significan para mí, que de su contenido.

Publicarlos fue uno de esos sueños mágicos, que se hicieron realidad. Y las cosas se fueron dando, como en una película increíble, para que los mensajes de mis cuentos llegaran a muchos jóvenes y chicos de todo el país.

Cuando hablo de sueño cumplido, cuento el camino que transité para lograr eso. A veces es algo conciente y otras, como lo fue en mi caso, lo fui buscando desde chico, pero sin tenerlo demasiado claro o manifestarlo directamente. Simplemente escribí porque era inevitable, era mi refugio, y una de las cosas que le daba y le sigue dando sentido a mi vida. Por supuesto, cuando estoy frente a ellos aclaro que no soy un extraterrestre, y que entre todas las actividades que hacía de chico, también necesitaba ponerme a escribir.

Y hablo del camino, porque creo que siempre se muestran más los resultados. Y en la mayoría de las veces ese resultado opaca todo lo interesante que tuvo el camino. Creo que es fundamental que, en las familias sobre todo, se transmitan el o los caminos recorridos para llegar a donde están hoy. Allí están las respuestas a todos los logros de nuestro presente. 

No voy a contarles mi camino, hoy, porque da para largo, pero quiero contarles que sí, que fue largo, que llevó años, alcanzar este sueño. Que esto comenzó desde muy chico, cuando imaginaba situaciones y mi hermana me ayudaba a pasarlos a máquina. Y que un día, el momento llegó. Por eso a los que estén leyendo esto, quería decirles  que se puede lograr lo que nos proponemos, que se pueden concretar nuestros sueños. Hay que  trabajar cada día un poquito, hacernos cargo y animarnos a recorrer el camino de los sueños. Aunque parezca imposible, aunque nuestro día esté lleno de cosas, siempre habrá un tiempo para dedicarle a ese sueño. Y aunque no llegue a concretarse, vale la pena haberse jugado y haberlo intentado.

Otra cosa que digo a los jóvenes, es que los medios de comunicación, nos muestran  muchos sueños cumplidos, pareciendo que se dan de la noche a la mañana. Pero todos aquellos que muestran un talento, lo han estado trabajado durante muchos años. Es cierto que hay personas con dones naturales, pero a esos dones hay que hacerlos brillar, y eso se logra sólo con trabajo y esfuerzo. Nada viene de regalo o nos llega porque sí. 

–¡Qué lindo que alguien nos hable de los sueños y que nos recuerde las palabras sacrificio y esfuerzo!– me dijo una de las docentes, al finalizar el encuentro, aquella mañana.

Por eso hoy quise escribir sobre esto. Para que al pensar que el otro tiene suerte, o que nació con la estrella –algo que pensaba yo cuando era chico– o cuando veamos el resultado o la meta alcanzada por otro, tratemos de preguntarnos sobre su camino recorrido. 

Si indagamos en la vida de los artistas que admiramos, encontraremos muchísimos esfuerzos e historias increíbles. Pero se animaron y siguieron adelante. Siempre que leo alguna entrevista a alguien que admiro, me topo con años de privaciones, de lucha y de esfuerzo. Y puedo asegurar que los que se han esforzado más, son los que más perduran en el tiempo.

Y ahora te hablo a vos, como si te tuviera frente a mí: si soñás con algo, que está presente en en tu corazón y tu mente todo el tiempo, hacelo parte de tu vida, no lo apartes de tu camino. Hacele caso a tu sueño, porque espera ahí en tu corazón, está esperando que lo dejes salir, y aunque parezca muy loco, inalcanzable, sin sentido, allí está y estará siempre, aún cuando parezca olvidado. 

Para cumplir algo, primero hay que desearlo con todo el corazón y luego lo demás se irá dando por añadidura. 

¡Estoy seguro de eso!

Poner todo nuestro esfuerzo y que los sueños sean la brújula que nos oriente en nuestro caminar por la vida. No importa cuan grandes o pequeños sean. ¡Es inmenso el poder de los sueños!

Espero que esto que comparto en esta nota, te sirva como empujón para animarte a cumplir tus sueños. Y si querés, contactáte conmigo, y si querés puedo visitar tu colegio y contártelo en persona. Porque las ganas de soñar se contagian.

Antes de despedirme hasta la próxima, quiero decirte algo más: si se concretan tus sueños, tenés que estar preparado.

Allí es dónde todo vuelve a comenzar, y hay que defender ese sueño cumplido cada día de tu vida, hasta el final.

A un sueño cumplido hay que mantenerlo, encendido. Siempre.

Enfoque Joven
Julio 2012 – Periódico Diálogo 2012

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