6 de octubre de 2012

ESCUELA NORMAL DUILIO J. CÁMPORA.


Es imposible abarcarlo todo en un texto. Y es muy difícil encontrar las palabras adecuadas para homenajear a un grande. De todos modos, no hace falta que yo escriba para que lo recordemos, porque él ya está para siempre en el recuerdo de todos. Trataré simplemente, de escribir con el corazón.

Duilio Cámpora fue un Profesor con mayúscula, de esos que enseñan, y no cesan jamás de enseñar, aún fuera del aula. Fue un Rector con presencia y luz propia, una personalidad destacada que supo ganarse el respeto de todos. Y más allá de sus títulos, fue un creador. Un constructor  de espacios para el encuentro. ¡Cómo olvidar las ferias del libro! Esas ferias únicas e irrepetibles, uno de los eventos más importantes y vivos de nuestra ciudad. Eran ferias con espíritu propio, con magia propia, algo que se lograba a base de sacrificio, de planificación, de esfuerzo, dedicación y amor. Duilio fue el padre de esa feria que todos queríamos, una verdadera fiesta de la cultura para la ciudad toda. Sólo un grande es capaz de cumplir y alcanzar grandes sueños. La Feria del libro unía, nos reencontraba cada año con ilusión. Innumerables escritores nacieron y se consolidaron en las ferias y muchos de los grandes músicos del hoy, sonaron por primera vez allí, en la carpa que se montaba en la plaza.

La Escuela Normal era su casa, y  el Aula Magna, el salón especial para recibir a todos los visitantes. O tal vez me equivoque al decir que era su casa: Escuela Normal y Duilio son una misma cosa.

Fue un creador, por sobre todas las cosas. Fue un artista de la palabra hablada, un orador sin igual.... (no puedo evitar sonreír al recordar esos discursos que cuando era alumno, me parecían larguísimos e interminables).

Si trabajara en un medio, hubiera titulado: Duilio Cámpora. EN LA ESCUELA, POR LA ESCUELA Y PARA LA ESCUELA.

Podría seguir nombrando sus obras, como películas inolvidables. La Fiesta de los colores, la fiesta del deporte, momento de encuentro de todo el alumnado. Techar uno de los grandes patios del colegio para transformarlo en un inmenso gimnasio. Renovar toda el Aula Magna y dejarla espléndida, para que sea el Aula de San Nicolás, con sus puertas siempre abiertas para todos. Enrejar la canchita verde (¿quién no jugó allí al fútbol alguna vez?) Y últimamente... instalar un ascensor. ¡Cuántas cosas! Obras materiales y de las otras. Desafíos constantes. Soñó y concretó como pocos. No podía descansar sin transformar, sin mejorar cada día un poco.

Duilio fue un lazo de unión, un hacedor de cosas trascendentes. Lo he visto entrar al Colegio hasta los días domingo. Eso sí que es vocación y pasión. Es un árbol de frutos que perdurarán, y su ejemplo y obrar nos continuarán acompañando siempre.

Cualquier persona ajena a la ciudad, que se encontrara con él, si o si, se despedía sabiendo y conociendo bien de qué se trataba la Escuela Normal Rafael Obligado. Y se sentía orgulloso de saber que grandes personas habían salido de la escuela... los ex alumnos.

Cuando presenté mi primer libro, en el Aula Magna, un sábado de mayo de 2005, él estuvo presente, ultimando detalles y hasta acomodando conmigo, una a una, las sillas del Aula Magna. Por supuesto, siempre impecable, con su saco y su corbata. Aquel día pude conocer mejor a la persona detrás del Director que nos daba los buenos días, cuando formábamos una fila medio dormidos, en las mañanas del secundario. Duilio me honró con ese regalo de hacer la primera presentación en público de mi primer libro, en la Escuela de mi vida. Y eso es algo que le agradeceré siempre.

Su partida me tomó por sorpresa y me entristeció mucho, como a todos. Porque de los grandes uno piensa que jamás se irán. ¡Cómo no sentir tristeza si se fue Duilio, un pedazo de nuestra historia! A los grandes uno los llama así ....sólo por el nombre.

El día en que la multitud acompañaba su cuerpo a través del playón, logré darme cuenta de algo que, de alguna forma me consoló. En ese momento su alma quedaba para siempre esparcida por todo el Normal. Sé que es así. Su alma inquieta estará presente para siempre, en cada rincón, en cada obra, en cada persona que lo recuerde. Estará en todas las aulas al mismo tiempo, en las galerías, en los patios, en el playón, en el Aula Magna, en el gimnasio, en la gran Plaza y en cada momento que los alumnos honren a la bandera.

El día en que Duilio dejó este mundo, fui testigo de algo mágico. Por primera vez en mi vida vi como el frente imponente de la Escuela Normal, perdía su rigidez y se inclinaba para hacer reverencia, al hombre que había sido capaz de dar la vida por ella. ¡Gracias por todo Duilio! – le dijo la Escuela.  Y en ese momento, algunas de las letras inmensas, que están grabadas en el muro de la fachada, fueron desapareciendo... porque desde ese momento y para siempre la Escuela Normal había decidido llamarse Escuela Normal Mixta Duilio J. Cámpora.

ESCRITO EL 07/09/2010 

1 comentario:

Julia dijo...

Martín,
Encontré tu blog a través de la página de Facebook de la Biblioteca de la Escuela. Leí esta y otras entradas y todas me parecieron buenísimas. Pero ésta me hizo llorar, un poco de tristeza y otro poco de alegría porque me pone súper contenta que otras personas, que otros ex – alumnos piensen y sientan como yo en cuanto a la escuela y Duilio. Gracias por poner mis sentimientos en hermosas palabras!
Yo soy promoción 97 y por tu fecha de nacimiento, debemos haber estado en la escuela en los mismos años pero no te recuerdo. En qué división estabas?
Un gusto leer tu blog!
Saludos,
Julia Luján