10 de noviembre de 2008

BUENOS AIRES LIBRE (como un garabato)

Como cuando uno hace un garabato, sin pensar, en un papel, les voy a dejar este garabato que hice, pero con palabras.
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Tarde gris. Capital Federal. Mi vida y yo. A veces cuando uno viaja piensa qué pasaría si uno no vuelve más, qué deja uno atrás, qué cosas nuevas, qué cosas locas empiezan a brotar desde el fondo de nosotros mismos.... ¡Cuántas cosas que con el tiempo se van adormeciendo! O.. mejor dicho ¡dejamos adormecer! Será por eso, que si bien anhelamos tener tiempo libre, a la vez nos da un poco de miedo la libertad.

¿Miedo? Sí, dije miedo. Sin las obligaciones diarias, esas de las que nos quejamos, somos nosotros mismos y eso de vernos tal cual somos y pensar... es ... todo un tema. Mejor seguir ocupados a veces ¿no?

Ayer el sol, hoy las nubes. Los tanos, los brasileros, los yanquis, los de afuera, los de acá, los de paso.

Una plaza. La San Martín. La gente toma sol mirando hacia la torre de los ingleses. Es como una playa mirando hacia el mar, pero este mar es bien urbano, hecho de gente que pasa y pasa y de tránsito que pasa y pasa y sigue pasando allá en la avenida.

Una chica hace dibujos con tinta china negra en un cuadernito de esos de tapa dura, de escuela primaria. Su novio toma sol mientras ella dibuja lo que está viendo. Luego deja el cuadernito a un costado, lo despierta y se regalan esos mimos del amor, entre el pasto y el baño de un sol de primavera.

Florida. Una peatonal con cosas para comprar, con negocios, galerías, restaurantes, oficinas. y con los que reparten panfletos (al principio trato de aceptarlos pero ya después admito que me hartaron). Los volantes...invitaciones a comer... invitaciones a tener sexo..invitaciones a realizar cursos y capacitaciones... Algunos volantes, los menos, difunden alguna actividad cultural o una institución.

Florida también está plagada de artistas dueños de la calle, estatuas vivientes, bailarines de tango o de lo que sea. Arte, arte, arte. El mundo de los artistas y el otro mundo, el que pasa al lado, el que deja una moneda, el que se para a ver, a oír, a sentir...

Las librerías de la calle Corrientes, pequeños mundos que nos transportan al pasado, a un librero que te atiende bien, que saluda, que te dice que te puede ayudar en algo, que sabe de libros. Todo es como antes de las grandes corporaciones, de los grandes sellos y grupos editoriales. Antes de que nos reine ese Dios vendelotodo llamado marketing.

Caminar, caminar y caminar. Y volar, volar, volar. Avenida Corrientes, la que nunca duerme, tiene librerías, pero también están los teatros, los actores y las actrices con sus obras en cartel.
La vi a Viviana Saccone, tomando un café con un hombre. Me detengo a ver por un rato. Eso de ver a una actriz en la realidad, tiene lo suyo. Por un instante, la magia esa de traspasar la tele. Luego la magia se va y de inalcanzable pasa a ser real. Pero es muy hermosa, por cierto.

La 9 de julio. Ancha, muy ancha. En la plaza de la República, palomas y gente sacándole fotos al Obelisco.

Y muchos carteles de publicidades, que me venden cosas, que en realidad no necesito para vivir. Será por eso que son tan grandes, como para convencerme de que sí, eso me hace falta, y como soy humano, a veces caigo en la trampa -carajo- y compro...

Tal vez los he mareado un poco con este texto .... salió libre, así, un poco loco.. como mareado de tanta Capital.

(3 de octubre)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Martin! me gusto tu relato, comparto muchas de tus palabras. Viajar para mi es el mayor placer, me da "cosquillas en la panza" y angustia por lo que dejo ¿quien me asegurar si lo vuelvo a tener cuando vuelvo?. Pero la emocion por lo nuevo es mas fuerte, asi viaje a un pequeño pueblo o al pais mas exotico.
Gracias por tus relatos.Ci vediamo!

JuLi dijo...

Hola Martín! Recibí tu mail de invitación para ver el blog y me encontré con este espacio tan lindo que has creado. seguí adelante que vas yendo muy bien.
YuliKjal