12 de abril de 2008

NOCHE DE SANMARTÍN

San Nicolás de los Arroyos. Nación y Maipú. Bar del Teatro. Cada familia es un mundo y cada mundo es una mesa del Bar del Teatro. Es noche de viernes para mí, porque salí de mi casa cuando era viernes, aunque para ser preciso, es una madrugada de sábado recién estrenada.

Un Sanmartín... dos... tres... no.. cuatro. Cuatro Sanmartín, repite César en voz alta, quien a esas horas ya no es más el mozo del bar y se ha transformado en el traedor de sanmartines con maní.

Acabo de darme cuenta de que mi nombre forma parte de un trago. Igual, estoy seguro que no me lo dedicaron a mí o a los Martines de la ciudad, sino en homenaje -quiero creer- al General. Me pregunto si el padre de la patria imaginaba cuando cruzaba Los Andes, que tanta gente lo iba a nombrar o que iba a lograr ser el prócer inmortalizado con trago propio. Y mucho menos que nos lo íbamos a tomar así, en un vaso trago largo de vidrio, en un bar.

Nadie sabe - o todos creen saberla, pero no con exactitud- la fórmula secreta de este trago que se puede tomar en el Bar del Teatro, que está pegado al Teatro Municipal.

Somos cuatro en la mesa. Las fotos de gente famosa enmarcadas, colgadas en la pared, nos miran. El techo color bordó, (color borgoña dijo ella) es testigo superior de esos mundos que están en las mesas.
Ella es G. Nos cuenta que el otro día le quisieron robar en Rosario, por la calle. “Mi vida es como mi pelo”, dijo ella, mientras nos regala una sonrisa y se toca la melena loca, a veces incontrolable y siempre llena de rulos.

Todos decimos ¡NOOOOOOOO!, cuando nos cuenta que quiere cortarse el flequillo recto.
Hablamos de todo y la vez de nada, tema va, tema viene, la política, la religión, las salidas, la vida... somos psicólogos, somos filósofos, somos libres, somos jóvenes, somos amigos...

M. también está sentado a la mesa: despliega todo su arte electrónico y entre tema y tema se cuelan las palabras de su pasión: Southfest, Samc, Cream...

¡Vamos a Chile el año que viene! dice ella. M. la mira levanta el Sanmartín y brindan por eso. Luego me miran y me dicen que este año me tengo que sumar en alguna fiesta electrónica, y que después escriba lo que quiera.

El otro no sé como se llama, pero tiene buena onda y no para de hablar. Es de Rosario, de San Lorenzo, y de San Nicolás. G. nos dice que es un amigazo y entonces ahí estamos los cuatro con los sanmartines en el medio que se van vaciando y pedimos otro.

El amigazo de G. se va, me dijo que tendría que haber sido psicólogo y no haber hecho las otras carreras que eligió. Lo dijo y nos contó la cantidad de anécdotas en las que la gente le contó cosas y le pidió consejos y supo dar en la tecla.

Yo conté un poco sobre mi antes y mi ahora, mientras pensaba en escribir sobre esto. También les hable de la rubia.

Ella se cruzó al kiosco a comprar puchos. M. se fue al baño y yo me quedé sólo mirando los distintos mundos de las mesas. Algunas caras son conocidas, en esta ciudad nos conocemos todos, dicen... Desde una mesa que está cerca de la barra, alguien, -una mujer- me saluda y me dice, algún día deberías escribir mi vida. La conozco, vive cerca de mi casa.

Miramos el reloj y fuimos en busca de un poco de ruido, para terminar la noche. Afuera había refrescado bastante y el otoño nos decía, hola, acá estoy. Pero yo extraño el verano.

El reloj del bar del teatro estaba adelantado una hora... parece que no se enteró que hace unos días, no sé cuántos, atrasamos una hora
y volvimos al horario de antes. O tal vez sí, se enteró, y no hizo caso... porque no importa la hora en la tierra de los sanmartines y de mesas que son mundos.

Nos fuimos. El techo del bar se reía, de tanta locura progresiva y de tantos sanmartines vacíos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

MARTIN

REALMENTE HABER CONOCIDO A "MI COLEGA" HA SIDO UN PLACER Y MUY ENRIQUECEDOR. ESPERO ESTE CONTACTO NO SE CORTE.

CUIDATE. UN ABRAZO

EL SEBIS

Anónimo dijo...

Hoy es 1º de Mayo de 2012 y aquí me encuentro leyendo esta publicación. Vuelvo a este blog, con mucho cariño, y a través del mensaje (invitación a pasar) que dejaste en Facebook hoy. Que bien retratado lo que vivimos en ese día, lo que se vive en ese templo concentrador de un elenco estable pero también itinerario de locos. Curioso como de alguna manera, todos quienes pasamos por ahí quedamos "plasmados en un tiempo y un espacio inolvidable" (como bien dijiste vos). Coincido plenamente, celebro y agradezco haber sido parte de esa historia, de la nuestra, la de los amigos, la de los locos pasajeros de un lugar mítico y eterno como ese bar. Gracias y un abrazo grande!

M.