10 de marzo de 2018

Con Don José (Parte 3)

- ¿Subir? ¿Facebook? ¿Qué es eso? – me preguntó el General. 
Mientras hablamos, los albañiles siguen trabajando para terminar su monumento. Deben pensar que estoy loco, acá, hablando solo. Pero estoy tan sorprendido, con esta oportunidad única, que me olvidé de lo que pasa a mi alrededor.
- ¡Qué difícil explicárselo Don José! Pero bueno, voy a tratar. A ver… es un espacio, como una red que tejemos entre todos. Allí la gente opina, publica lo que quiere, lo que piensa. En forma escrita e inmediata. Pueden ser palabras o imágenes. A veces, en el apuro, se publican cosas sin pensar y…¡se arman unas! que… ¡mejor ni le cuento!
- ¡Contame más Martín! Parece muy interesante – me dijo él.
- Emmmm…hay debates buenos y otros absurdos sin sentido. Hay peleas, hay agresiones, hay falta de respeto, pero también hay elogios, hay mucho respeto. Hay cosas positivas, aprendizajes, buenas informaciones. Hay opiniones que se cruzan, acuerdos, enfrentamientos, palabras lindas, palabras muy feas, imágenes positivas, imágenes negativas. En fin, hay verdades y mentiras. ¿Me sigue General? ¿O lo estoy mareando? .
- Bueno, bueno, tranquilo. Algo estoy entendiendo. ¡Eso que decís no es nada diferente a la realidad! La vida es todo eso, está hecha de todo eso ¿no?
- ¡Muy cierto Don José! ¡No lo había pensado así! Y sabe una cosa, lo mejor y lo que más me gusta de Facebook es la libertad de expresarnos y de compartir. ¡Eso es hermoso Don José!
- ¡Libertad! ¡Qué linda es! – dijo el General y se le iluminaron los ojos. Eso es lo que más me importa, Martín. ¡Que viva la libertad!
- Libertad, libertaad, libertaaaad - le digo entonando esa parte de nuestro himno nacional.
- ¡Seamos libres y lo demás no importa nada! – dijo él en un grito de esos que te conmueven tanto que se te meten en el cuerpo y te hacen latir el corazón más fuerte.
Yo me emocioné mucho. Y el sol fuerte de verano, allá en el cielo, brilló más fuerte que nunca. La luz llenó todo el lugar. Todo su parque brilló y las aguas del Río Paraná también.
Y lo vi. San Martín, el General, Don José, brilló más que nunca en su caballo. Lo vi resplandeciente. Lo vi sonreír.
- ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Juremos con gloria vivir! – grité con fuerza, yo también. 

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