25 de junio de 2015

CARTA A LA BANDERA ARGENTINA

 San Nicolás, sábado 20 de junio de 2015


Querida Bandera Argentina:

 ¿Cómo estás? Hoy es tu día y se me ocurrió escribirte una carta.
  Primero que nada quiero pedirte disculpas. Lamento profundamente todo lo que te estamos haciendo pasar.¡Con todo lo que has sufrido a lo largo de la historia! ¡Cuántos tironeos!¡Cuántos pisoteos y desgarros!
 Y hoy... seguimos en la misma ¿viste? La historia pasa y a veces sentimos que estamos en el mismo lugar.
¡Parece que los argentinos no cambiamos más! Siguen las divisiones y los desencuentros, como figurita repetida en un álbum que nunca terminamos de llenar.
  No logramos alcanzar la madurez y estamos como adolescentes eternos: todos tienen la verdad, nadie escucha la del otro. Todos se ríen de todos. Todos hablan de diálogo, pero cuando se juntan no duran ni quince minutos. Todos dicen mirar el futuro, pero en realidad terminan haciéndose los distraídos, mirándose el ombligo, queriendo ser los dueños de la verdad.
  Igual me quedo tranqui, yo sé que vos la tenés re clara. Seguís flameando porque hay mucha gente valiosa.
Sabés muy bien que los malos hacen mucho daño y ruido, pero no son la mayoría, ¡son los menos!. Y los buenos, aunque no se los vea… ¡están!... tratando de no bajar los brazos, de seguir luchando aunque los traten de tontos. Es que los buenos no hacen ruido ¿viste?
 Quiero decirte, bandera querida, que te quiero mucho. Me alegro de que te la banques y de que todavía estés ahí, flameando en lo alto y mostrándonos ese sol lleno de rayos.
 Quiero contarte que se me llena el alma de un fuego inexplicable cada vez que te veo en lo alto de un mástil o en el patio de una escuela. Me encanta ver como te llevan los abanderados: todos tienen una luz especial cuando te portan entre sus manos.
 ¡Ni te cuento como lloré cuando te vi en una escuela rural! Estabas ahí, en el medio del campo, del silencio, de la nada. Ese día entendí mejor lo que es ser argentino y me dio más esperanza.
 Y en la ciudad también estás, pero miramos para otro lado. Nos olvidamos de que, en realidad, todo lo que hacemos es por la Patria. La bandera que todos parecen admirar es la bandera del bolsillo, del interés individual, del sálvese quien pueda.
Y  otra cosa que ya habrás notado...¡andamos tan apurados!. Parecemos locos, corriendo de acá para allá, sin tener claro bien porqué, ni para qué, ni a dónde vamos.
 Bueno…no quiero alargarme tanto ¡Te quiero bandera! Así, siempre alta, siempre viva, siempre acariciada por el viento y ¡resistiendo! a todas las tormentas.
 Gracias por aguantar nuestras idas y venidas, y esta cultura de river-boca que sabemos que no nos lleva a ningún lado.  Gracias por estar a pesar de los malos argentinos. A esos Dios y la Patria los demanda y también el Pueblo. ¡Soy un soñador tal vez, pero creo en eso!
 Antes de despedirme quiero que saludes de mi parte a Manuel Belgrano, el genio que te creó y luchó tanto por vos y nosotros. Decile que gracias por todo, que lo queremos mucho y que  nunca dejaremos de seguir su ejemplo. ¿Dale? Vos que estás tan cerquita del cielo y que sos del color del cielo… ¡hacéme ese favor!
Vos seguí viva en el tiempo,¡resistí! y ¡nunca dejes de flamear!
Y no estés triste. Que tu sol sonría siempre, por todos aquellos que te honraron y te siguen honrando.
Porque fueron muchos los que han luchado por vos y los que siguen luchando hoy, dejando el alma, el corazón y la vida por la Patria.

¡FELIZ DÍA BANDERA ARGENTINA! ¡TE QUIERO SIEMPRE ALTA EN EL CIELO! ¡Sos la bandera de la Patria mía, del sol nacida,que me ha dado Dios!

Con mucho cariño y mi corazón celeste y blanco.

Martín Gozdziewski

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