25 de diciembre de 2018

VOLVER AL PESEBRE (ESCRITO POR MÍ)

Volver al pesebre, volver al amor de Dios.
Volver al pesebre para decir sí como María a la gracia y a la voluntad de Dios.
Volver al pesebre como lo hizo José, para aprender a aceptar y poder enfrentar con valentía todo lo inesperado que llegue a la vida.
Volver al pesebre para dejarnos guiar por la buena estrella.
Volver al pesebre como los pastores y saber brindarnos con sencillez.
Volver al pesebre para dejarnos acompañar e iluminar por los ángeles de Dios.
Volver al pesebre como los Reyes Magos, llevando nuestros mejores tesoros, ofreciendo lo mejor de nosotros.
Volver al pesebre para vivir sintiendo, creciendo, amando la vida y abrazando la fe.
Volver al pesebre para rescatar al niño que llevamos dentro.
Volver para renacer con lo mejor de nosotros y lo mejor que tenemos para dar.
Volver para inundarnos de la alegría y la paz que son signos de Dios.
Volver al pesebre para resucitar por gracia de Dios, todas las veces que nos sentimos morir.
Volver al pesebre cuando estemos mal, desanimados, angustiados, sin trabajo o en una situación límite; dejarnos iluminar por la fe, la esperanza, la ilusión.
Volver al pesebre para recuperar la confianza y la certeza de que nos espera una vida mejor.
Volver al pesebre para asomarnos al milagro de amor más grande y eterno.
Es Dios hecho niño quien nos llama a nacer con Él.
Es Cristo, nuestro Señor, quien nos invita a resucitar con Él después.
Dios hecho hombre, Dios hecho un niño, ¡Jesús nuestro Salvador está aquí! ¡Él viene! ¡Es Dios con nosotros!

¡Feliz Navidad de Jesús en tu corazón!

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