Se va un año más de vida, en esta ocasión llamado 2018. Se va un año en el que seguí intentando ser feliz y hacer cosas que me gustan, a pesar de cualquier obstáculo o imprevisto. Pienso que en esto está la clave (al menos la mía) para no bajar los brazos y seguir viviendo e intentando.

Que nos demos cuenta de que ser solidarios es lo más transformador que existe, porque siempre nos hace mejor y nos salva; que tengamos tiempo para pensar en el otro, y en especial en el que tenga una necesidad material o espiritual; que podamos dar de lo que tenemos y también podamos esforzarnos para inventar aquello que no tenemos. Que construyamos la paz, cada día, desde los pequeños gestos: saludando, dando un abrazo, respetando a todos, regalando una sonrisa, bientratando a todos.
Que logrando la paz interior, desde cada corazón, logremos llevar paz y alegría por cada lugar que transitemos.
¡Felices últimas horas 2018! ¡Que lo terminen muy bien y que lo empiecen mucho mejor!