El diálogo nos enriquece. A
través de él crecemos como personas al intercambiar nuestras miradas, formas de
pensar u opiniones. El diálogo nos hace crecer cuando no es un mero intercambio
de monólogos, en el que cada uno expone su opinión y, sin escuchar al otro, sigue
su camino sin haberse transformado siquiera un poco.
Dialogar, entender y
hacernos entender, es un buen comienzo; pero hay un paso superador: la comprensión.
A través de ella me pongo verdaderamente en el lugar del otro para poder
comprenderlo mejor, para interpretar que lo que me dice proviene de su realidad,
de su visión, de su manera de pararse en la vida.
Luego de comprender al otro viene
la parte “de a dos”: la comprensión mutua. Llegamos a comprendernos mutuamente
y a construir algo en conjunto, gracias a una nueva mirada, a una nueva
realidad que nace y que ha superado cada una de nuestras individualidades. Allí
comienza un camino duro, pero también hermoso que nos lleva a la construcción
de algo que será nuevo, renovador y cargado de luz y esperanza.
Dialogamos, nos
comprendemos, nos valoramos y así podemos avanzar por el camino que nos
propongamos.
Comprendernos implica, entre
otras cosas, valorarnos mutuamente, con respeto, y esto es algo mucho más
importante que la simple tolerancia.
Vivimos días de mucha
irritación, intolerancia, queja constante, incapacidad de escucharnos. Es un buen momento para intentar dialogar y comprendernos,
para unir nuestras miradas y fuerzas por el bien común. Seguir pensando que una
superposición de monólogos es diálogo, no nos llevará a ninguna parte.
El Papa Francisco ha sido
claro, planteándonos un nuevo concepto de mundo que no es sólo un juego de
palabras bonitas: la cultura del encuentro.
Es un gran desafío el que tenemos por delante. Encontrarnos
verdaderamente, superar nuestras diferencias, derribar el muro de la “globalización
mundial de la indiferencia” parece hoy algo imposible.
Son momentos difíciles para
la cultura del encuentro pero el desafío está planteado y debemos hacernos
cargo. Debemos comprometernos y comenzar por nuestras acciones y gestos
diarios.
La comprensión mutua es el
paso inicial para hacer realidad, verdaderamente, la cultura del encuentro y
trazar el camino hacia un urgente y necesario mundo mejor.
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Mi columna "Enfoque Joven". Periódico Diálogo. Nº 238. Abril 2015.
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