Años después, en una charla en el Auditorio Municipal, me acerqué a saludar a Lidia y junto a ella estaba una señora. Mary, con su desbordante energía y los ojos brillantes de ansiedad, me invitó a salir a contar cuentos porque tenía un sueño que la inquietaba: que los cuentos se cuenten para que lleguen más lejos y salgan de la biblioteca hacia todos los niños. Yo le dije que sí, sin saber mucho de qué se trataba. Ese día había leído la convocatoria en el diario El Norte y me había llamado la atención y movido algunas chispitas internas.
Y así, han pasado los años. La foto del 2019 me la tomé durante el ensayo de Cuentacuentos Nicoleños para el Teatro Municipal.
Hoy, años después, subo estas fotos para que queden como recuerdo hermoso y valioso y en agradecimiento a cada una de las personas con las que nos cruzamos y enriquecimos y me han ayudado a crecer durante todos estos años.
También lo escribo para animarlos a todos ustedes a decir SI a lo que diga el corazón, a valorar y a disfrutar cada paso y cada momento.
Porque cada momento vale. Porque cada renglón que escribimos, hace grande el libro de la historia de nuestras vidas.